Tan bien recuerdo la despedida, tan diferente al primer día, ya sin sonrisas, ni caricias, tus palabras las tengo aun grabadas. “Muchas gracias por el tiempo”. Me dijiste. “Buena suerte y hasta luego”, como si fuera así de simple olvidar y recomenzar.
Al paso de los meses, deje de esperar a que regresaras, me resigne a la idea de seguir sin ti, pude ocupar mi mente en otras cosas para no pensarte, para no extrañarte, para no llamarte.
Sé que contigo nada fue coincidencia, a tu lado subí al cielo y caí de nuevo. Lloré mucho, no sé si por ti o por lo nuestro, por mis ilusiones destruidas, por no poder ser lo que esperabas, lo que querías, lo que necesitabas. Lo cierto es que siempre lo supe, pero por amarte lo negaba, el problema nunca fui yo, no era yo la que fallaba.